Título original: Ça commence aujourd´hui
Nacionalidad: Francia, 1999
Género: Drama social
Duración: 117 minutos
Director: Bertrand Tavernier
Guión: Dominique Sampiero, Tiffany y Bertrand Tavernier
Fotografía: Alain Choquart
Montaje: Sophie Brunet
Música: Louis Sclavis
Producción: Alain Sarde, Little Bear, TF1 Production
Reparto: Philippe Torreton (Daniel Lefebvre), María Pittaresi (Vcaleria), Nadia Kaci (Samia), Veronique Ataly (señora Liénard), Natalie Bécue (Cathy), Emmanuelle Bercot (señora Tiévaux), Betty Teboulle (señora Henry), Gérard Giroudon (Alcalde), Didier Bezace (Inspector), Marief Guittier (Daniel), Daniel Delabesse (Marc).
Sipnosis: Daniel Lefebvre es director de una escuela infantil en una zona de norte de Francia azotada por la crisis de la minería, su única fuente de actividad económica. Frente a la rigidez del sistema educativo y a la burocracia de las administraciones políticas (y servicios sociales) Daniel y las profesoras de su escuela luchan por desarrollar su labor, pero la raíz de muchos de los prblemas que afrontan está fuera de la escuela. Daniel, hijo de minero y apasionado con su trabajo, no puede ser indiferente a ese entorno social. En su lucha personal Daniel se verá apoyado por dos mujeres, su compañera Valeria, una escultora que tiene un hijo, y Samia, una asistente social capaz de superar los formularios.
Las responsabilidades sociales de la escuela
La escuela tiene responsabilidades sociales. No solamente aquellas que le asigna la ley o las que antropológicamente le corresponden como uno de los pilares de la cultura de los pueblos. La escuela asume ante la sociedad el compromiso de educar, por supuesto, pero también tiene un compromiso con la comunidad y con la humanidad, pues es parte de un proyecto que va más allá de las normas administrativas, de las necesidades de aprendizaje de unas edades concretas. La escuela debe asumir la responsabilidad de ayudar a ayudar a modificar actitudes básicas y mejorar la vida en la comunidad en la cual está ubicada, preocuparse por el bienestar social de los alumnos sin olvidar el de sus familias, acoger a niños de diferentes culturas y características, aceptar la integración y las diferencias en lo étnico y en lo médico, procurar la eliminación de barreras físicas y culturales para padres y alumnos, promover buenas prácticas ambientales, ayudar y educar a las familias a que tomen sus propias responsabilidades educativas y exigir (y educar) a las administraciones públicas que asuman sus propias responsabilidades sociales.
Hoy empieza todo es cine social, rodado con técnica documental, con algunos actores profesionales y otros tomados directamente del medio educativo. Para acentuar el efecto documental de la película, que crea una gran verosimilitud, el director utiliza con frecuentemente planos-secuencia y travellings con la cámara al hombro.
Es una crítica de la indiferencia y burocratización del sistema de asistencia social, de las autoridades que miran a otra parte, de los ciudadanos que piden ayuda y bendicen el comunismo, pero cuando pierden los beneficios se marchan llorando a un partido de ultraderecha, de un sistema pasivo, despreocupado de la realidad y más interesado en informes y tecnicismos que en los problemas diarios. Por otra parte, es una película optimista, que llama a la responsabilidad de todos los integrantes de la comunidad, que muestra la posibilidad de mejorar el sistema desde dentro.
Bertrand Tavernier. El director
Director y guionista francés nacido en 1941. Es uno de los más comprometidos realizadores de su país, que afronta diferentes géneros aunque siempre a partir de tramas de fuerte contenido ideológico. Estudió derecho en la Sorbona y se introdujo en la industria cinematográfica como asistente de Jean-Pierre Melvilla y como crítico cinematográfico en Cahiers du Cinéma, cuna de muchos de sus cineastas preferidos, como Jean-Luc Godard, Claude Chabrol y Claude Sautet, de quienes fue agente de prensa. También escribió dos libros sobre el cine norteamericano.
Debutó en 1974 en el largometraje con una adaptación de la novela de Georges Simenon El relojero de St. Paul (L'horloger de St. Paul), que recibió el Oso de Plata en el Festival de Berlín y que protagonizó Philippe Noiret, actor que trabajaría en varias de sus realizaciones posteriores.
El año siguiente hizo dos películas de distintos géneros: el premiado drama histórico Que la fiesta comience (Que la féte commence, 1975) y el drama psicológico El Juez y el asesino (Le juge et l'assassin, 1975). Luego dirigió Des enfants gatés (1977) y un polémico y premiado film de ciencia-ficción, La muerte en directo (La mort en direct, 1980), sobre una persona cerca de la muerte que deja que le introduzcan una cámara en sus ojos para poder ver sus últimos días en directo.
A esta le siguieron el drama familiar Une semaine de vacances (1980) y la comedia negra Más allá de la justicia (Coup de torchon, 1981), que terminó por demostrar su gusto y capacidad para variar de géneros. En los años siguientes profundizó en la línea de los dramas individuales, familiares y sociales, como Alrededor de la medianoche (Round Midnight/Autour de minuit, 1986), sobre un saxofonista de jazz autodestructivo, Un domingo en el campo (Un dimanche à la campagne, 1984), uno de sus filmes más celebrados, y Nuestros días felices (Daddy Nostalgie, 1990), con Dirk Bogarde.
Durante la década del 90 realizó varios documentales y también uno de sus trabajos más exitosos en materia de público, La carnada (L'appat, 1995), polémica visión sobre la juventud francesa acusada de moralizante por gran parte de la crítica. Su siguiente película fue Capitán Conan (Captaine Conan, 1996), un fuerte relato antibelicista al que siguieron dos obras de corte social como De l'autre cote du periphe (1998) y Hoy empieza todo (Ca commence aujourd'hui, 1999). Entre sus últimas películas están Salvoconducto (Laissez-passer 2002) y La pequeña Lola,( Holy Lola, 2004).
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