JORNADA ESCOLAR Y CALENDARIO
Los llamados tiempos escolares, la jornada escolar y el calendario, son un tema recurrente en determinadas épocas o/y cuando se realizan determinadas reivindicaciones por algún sector de la comunidad educativa. Hablamos, por ejemplo, de las críticas a la mal llamada “semana blanca”, y de la reivindicación de la jornada continuada.
HORARIO ESCOLAR DEL ALUMNADO Y CURRICULUM A DESARROLLAR
El horario escolar del alumnado, en su duración y distribución, ha de buscar el máximo aprovechamiento y rendimiento. Eso es posible mediante:
– Adecuada conjunción de períodos de trabajo con períodos de descanso.
– Metodología activa, científica e investigadora, superadora de la mera transmisión y recepción pasiva.
La distribución del tiempo debe superar la actual mecánica horaria de períodos rígidos buscando períodos más amplios y flexibles, necesarios en una metodología activa. Los períodos de descanso, variables en duración y número, se han de adaptar a la edad de los niños y niñas.
Cada comunidad educativa debe tener la capacidad y competencia para establecer en su Plan de Centro la distribución concreta del horario. La actividad escolar se desarrollará bien en centros escolares, bien en centros o instalaciones dependientes de la Administración Autónoma o Local, o en instalaciones dependientes de entidades colaboradoras. Para optimizar el rendimiento, unas mismas instalaciones podrían acoger para actividades no regladas al alumnado de diversos centros educativos.
LA JORNADA ESCOLAR EN EUROPA
La organización burocrática de los centros de Educación Infantil y Primaria ha fraguado la imagen de una jornada escolar uniforme en la que horario del profesorado, del centro, del alumnado y de la formación educativa coinciden. Un sistema de organización de tiempos cada vez más cuestionado bien por necesidad: para la enseñanza de nuestra época se hace preciso utilizar tiempos multiformes integrados en estructuras flexibles y móviles, lo cual puede suponer un punto neurálgico en la modernización de la enseñanza.
Para muchas personas afectadas (docentes, padres, madres, alumnado), se trata de una jornada insatisfactoria tanto en lo pedagógico, como en lo laboral y social.
A menudo, cuando se habla de jornada escolar y sobre todo con algunas asociaciones de padres y madres sale indefectiblemente el tema del calendario escolar, en un intento por demostrar que los niños y niñas “tienen pocos días de clase, como para recortarles más la jornada lectiva”. Ante todo habrá que dejar claro que modelos de jornada continua no reducen en nada la carga lectiva.
PAISES CARGA DIARIAS - DIAS AL AÑO – CARGA ANUAL
BELGICA 280’ 182 849h
DINAMARCA * 216’ 200 720h
ALEMANIA * 227’ 188 712h
GRECIA * 261’/270’ 175 761h/788h
ESPAÑA 270’ 180 810h
FRANCIA 282’ 180 846h
IRLANDA 280’ 183 854h
ITALIA * 270’ 200 900h
LUXEMBURGO 265’ 212 936h
PAISES BAJOS 300’ 200 1000h
AUSTRIA 250’/208’ 180/214 750h
PORTUGAL 300 175 875
FINLANDIA 207’ 190 656h
SUECIA 178/190
INGLATERRA/GALES 282’ 190 893h
IRLANDA NORTE 300’ 190 950h
ESCOCIA 300’ 190 950h
ISLANDIA 240’ 160 640h
LIECHTENSTEIN 270’ 200 900h
NORUEGA 261’ 190 827h
BULGARIA 200’ 165 550h
REPÚBLICA CHECA 216’ 184 662h
HUNGRÍA 225’ 185 694h
POLONIA 207’ 185 638h
RUMANÍA 230’ 170 652h
La novedad de los datos que se reflejan en esta tabla, quizá radica en que dadas las diferencias de organización del horario en los distintos países, se utiliza el parámetro de horas lectivas anuales. Según estos datos España está en la media de horas lectivas anuales, ni somos quienes más horas tenemos, ni quienes menos. El tema de las vacaciones largas o no, nos vienen determinadas, sin ser muchas veces de gusto del personal docente, por motivos de tipo climático y cultural- religioso.
De entre estos países tienen jornada continua Alemania, Dinamarca e Italia, sin duda reconocidos como desarrollados. En estos tres países la importancia de las actividades de tiempo libre, desarrolladas por la escuela, por los municipios y en el marco del vivo asociacionismo presente en sus sociedades, tiene en general un fuerte protagonismo. En realidad, la escuela no termina con las primeras horas de la tarde, sino que se prolonga. En Italia están en el empeño de implantar la jornada de “tempo pieno” (tiempo completo) para la enseñanza elemental. Grecia tiene una jornada única de mañana o de tarde debido a la rotación de alumnado en los centros, ya que faltan centros escolares.
En cuanto a Luxemburgo se mantienen dos días a la semana con jornada sólo de mañana y en Francia un día a la semana también de jornada de mañana.
Por otra parte podemos constatar diferencias entre el calendario del alumnado europeo entre los 7 años y los 10 años. La comparación de ambos datos en los distintos países nos muestran que en la mayoría de ellos existe un incremento de horas conforme se van haciendo mayores los chicos y chicas. De esta forma Dinamarca, Alemania, Grecia, Irlanda, Austria, Finlandia Noruega... diseñan calendarios anuales de alrededor de las 600 horas para sus estudiantes de hasta los siete años de edad; unas 200 horas menos que para la edad de 10 años. Esta distribución del tiempo hace que en la realidad el alumnado español más joven esté a la cabeza de horas lectivas recibidas en el entorno europeo.
Cuando hablamos de calendarios en el entorno Europeo no estaría mal aportar un dato, para no perderlo de vista sobre el calendario del profesorado. Según datos de la
OCDE la media de horas trabajadas con el alumnado se sitúa en 646 horas anuales. El profesorado español trabaja 900 horas y ocupa el cuarto lugar detrás de Suiza, EEUU y Países Bajos y a gran distancia de los que le suceden, donde el profesorado trabaja 660 horas en Francia y 576 horas en Suecia. De entre los cuatro países en los que el profesorado permanece más horas con el alumnado, España es el país que menos cobra con diferencia.
Al cuestionarnos el actual sistema de horarios escolares es probable que afloren todas las carencias educativas, y quizá también forcemos a su solución.
JORNADA CONTINUADA
El interés de toda Administración es reducir el debate sobre jornada continuada a la posibilidad de jornada partida, clases mañana y tarde, y la de jornada continuada, clases únicamente por la mañana. Se trata de una simplificación alentada por la Administración, aceptada por padres y madres y coincidente con el pensar y el sentir de buena parte del profesorado.
Nadie cuestiona la función social que la tarde tiene para la comunidad, así como cada día es más extendida la certeza según la cual una mayor y mejor oferta educativa correlaciona directamente con un mayor horario a disposición del alumnado.
Una vez en funcionamiento la reforma educativa real ha quedado en evidencia que no ha supuesto una modificación cualitativa del modelo escolar vigente hasta entonces. El modelo continúa siendo el mismo y, a lo sumo, se le ha aplicado algunas mejoras y adaptaciones. Sin embargo, las demandas que la sociedad impone a la escuela no paran de aumentar.
Es cierto que el modelo actual de escuela, con jornada partida incluida, se encuentra incapacitado para ello. La tesis es que la jornada continuada puede y debe ser el inicio para replantearse el modelo de escuela que estamos ofreciendo.
Dos clarificaciones de entrada:
1ª Hablamos de jornada continuada en su sentido estricto de prolongación de lo comenzado, de permanencia, continuación, no de jornada comprimida a la mañana, en la que los distintos horarios de centro, profesorado y alumnado no tendrían porque ser plenamente coincidentes.
2ª Debemos tener claro que la jornada en sí misma no es una variable generadora de calidad independiente del modelo escolar que se oferte; es por ello que sería una lástima que por intereses de unos sectores y ceguera de otros todo quedara reducido a una mera polémica “cronométrica”.
Reivindicar la jornada continuada debe significar abrir el debate acerca de un nuevo modelo de escuela. Por que la calidad de la escuela pública se encuentra directamente vinculada al sistema educativo público, y éste aún no estando claramente estructurado, es evidente que va más allá que la primera. En la actualidad el sujeto educador no está centrado en la escuela sino en la comunidad. Los agentes sociales y educativos son múltiples y esto se deja notar en el proceso de educación que la propia escuela intenta impartir.
Así las cosas, el debate sobre la jornada laboral de mañana es cuestión importante como reivindicación laboral pero resulta un debate menor como cuestión educativa si no se lo convierte al mismo tiempo en la cuña que abra el del modelo educativo; y esta cuestión puede ser la cuña perfecta que lo abra si no nos empecinamos en mantener una concepción de la escuela como institución claramente separada del resto. Es ésta la idea del concepto de “ciudad educativa” como ideal a perseguir de un sistema educativo global, abierto y permanente que requiere el inicio de dos procesos ineludibles: la diversificación y multiplicación de las instituciones educativas y la desformalización de las estructuras tradicionales.
En este concepto hay que encajar los planteamientos de escuela “a tiempo completo” que conlleva junto con una ampliación del horario y calendario de apertura de los centros una ampliación de las funciones a las que deben atender. Es en este planteamiento donde cobra verdadero sentido la reivindicación sincera de Consejos Escolares municipales con competencias bien definidas.
Y es hacia allí hacia donde debe apuntar la demanda de coordinación de recursos educativos de las distintas administraciones o entidades.
La desformalización, toda sociedad tiende a la rutina y a sacralizar, de alguna manera, sus estructuras. La desformalización supone una desacralización de la institución escolar y, con ella, una reestructuración de la misma. En esa línea son convenientes algunos apuntes:
– No hay que identificar horario del profesorado con horario del alumnado, ni en alguno de ellos dos tiene necesariamente que ser el mismo para todos. De igual manera el horario del centro puede y debe diferir de los anteriores.
– Supone un lugar común que la función educativa trasciende la meramente instructiva y, por ello, incluye otras funciones; esto debe tener una traducción real en la práctica educativa y en el modelo escolar.
La primera consecuencia de ello es que es inexacta la identificación prioritaria entre horario docente y horario lectivo y desde ahí se hace urgente la demanda de un menor tiempo de horario lectivo dentro del horario laboral en el que sea posible un tiempo laboral para la formación permanente, la autorreflexión y el trabajo en equipo.
La segunda consecuencia es la reivindicación de un perfil docente más flexible, menos atado al instructivismo, más variado y con más posibilidades; es aquí donde se hace necesario un esfuerzo de imaginación para darle forma a nuevos perfiles docentes.
– Directamente relacionado con lo anterior, la escuela como institución no puede ser patrimonio exclusivo de las y los enseñantes “profesionalizados”, sino que se hace necesario recurrir a la participación de profesionales de otros dominios, a la integración de educadores convencionales y no-convencionales.
La cópula escuela-vida sólo puede ser real si la primera da la máxima entrada posible a la diversidad de la segunda. Se trata en primer lugar de dar razón de ser a la consolidación y ampliación de los puestos del actual personal laboral para, posteriormente, ir reivindicando la entrada de nuevos profesionales; reconociendo en todos ellos su papel educativo y no sólo asistencial.
– Las características de la sociedad actual en continuo proceso de cambio y remodelación, exige un cambio radical en el concepto tradicional de enseñanza, demasiado centrado en determinadas materias y que no ayuda a comprender y dominar el entorno.
Es el problema de conocimientos antaño reservados a especialistas y hoy pertenecientes a la cultura general; de las materias transversales del currículum y que no encuentran acomodo en la actual enseñanza escolar sino a través de iniciativas voluntaristas o campañas institucionales superficiales y esporádicas; de las diferentes capacidades que salen despedidas del rígido encorsetamiento de nuestros programas.
Docente y discente, adulto y niño, son personas enajenadas, alienadas como tales, que sólo encuentran canales para el cumplimiento de los estrictos roles en los que son encasillados. Se trata de intentar convertir al centro en el eje dinamizador de una auténtica educación integral que aúne los diferentes esfuerzos educativos.
El debate sobre el modelo de jornada debe convertirse, pues, en la punta de lanza de otro debate mucho mayor, el del modelo escolar; eso será posible si todos los sectores implicados se disponen al diálogo con voluntad y apertura de miras.
Desde esta actitud no tiene sentido agudizar el enfrentamiento, a menudo visceral, con padres y madres, es necesario realizar el esfuerzo de vincularlos a un objetivo común: la mejora de la escuela pública con el cambio de su modelo.
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